Aumento del turismo genera preocupaciones en región vinícola de México

El Valle de Guadalupe en México ha visto un notable aumento en su popularidad turística, lo que ha generado preocupaciones sobre el impacto en los viñedos y la sostenibilidad agrícola de la región.

Pau Pijoan, un veterano viticultor, señala que cuando comenzó su aventura en el vino, la región contaba con poco más de una docena de productores. Ahora, han crecido a más de 200, lo que ha suscitado temores sobre si el valle puede soportar tales cambios.

Este fenómeno de crecimiento se acompaña de un aumento en la construcción de hoteles, restaurantes y otras instalaciones turísticas, lo que ha comenzado a alterar la esencia agrícola del Valle de Guadalupe.

Los viticultores de la región han lanzado una campaña titulada "Salvemos el valle", alertando que el desarrollo de discotecas y la realización de eventos masivos amenazan las viñas que cultivan variedades como Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay.

Entre 2014 y 2019, los viticultores reportaron una pérdida del 18 por ciento de la superficie agrícola, advirtiendo que si esta tendencia persiste, la tierra cultivable podría desaparecer en 2037.

Los productores de vino han expresado su deseo de que el valle no termine convirtiéndose en un destino turístico como Tulum, conocido por su masificación turística, que ha transformado su entorno y ha puesto en peligro su agricultura.

Keiko Nishikawa, portavoz de un viñedo local, apuntó que la actividad turística y agrícola en el valle no siempre coexisten de manera armoniosa y planteó la necesidad de encontrar un equilibrio.

Además, advirtió que muchos establecimientos locales ofrecen productos que no son de origen local, lo que podría desincentivar la producción de vino en la región.

En el contexto de estas preocupaciones, México también se prepara para albergar el 43º Congreso Mundial de la Vid y el Vino, un evento que busca fortalecer la industria en medio de desafíos económicos y ambientales.

El director general de la OIV, Pau Roca, expresó un 'cierto optimismo' sobre la capacidad de la industria para superar estos desafíos, señalando que las nuevas tecnologías podrían ser clave para ayudar a los productores de vino.

Sin embargo, la escasez de agua sigue siendo una preocupación crítica para los residentes y viticultores, con advertencias de que el desarrollo urbano podría comprometer aún más este recurso vital.

Mientras tanto, los avances en inteligencia artificial están surgiendo como herramientas prometedoras para optimizar la producción y prever cultivos, lo que podría ofrecer un rayo de esperanza a un sector en medio de tensiones crecientes.