El bar Casablanca celebra los 80 años del clásico del cine

El Café de Rick en Casablanca conmemora su 80 aniversario, atrayendo a turistas ansiosos por revivir el espíritu del célebre club nocturno de Humphrey Bogart, casi ocho décadas después de que la emblemática película Casablanca se estrenara en cines.

La ciudad portuaria de Marruecos se convirtió en un referente cultural en Estados Unidos en un periodo crucial de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la historia romántica que tuvo como protagonistas a Ingrid Bergman e Humphrey Bogart.

Apenas días tras su proyección inicial, el 26 de noviembre de 1942, las fuerzas estadounidenses tomaron Casablanca del control de Vichy durante la Operación Antorcha, una serie de desembarcos aliados que marcarían un cambio en el rumbo del conflicto.

A pesar de que la película se rodó en los estudios de Warner Brothers en California debido al dominio de Vichy en Marruecos, décadas más tarde, la exdiplomática estadounidense Kathy Kriger estableció un "Rick's Cafe" en Casablanca como un tributo a la película.

Desde su apertura en 2004, este bar ha experimentado un éxito rotundo entre los turistas, ofreciendo cócteles y música en vivo que evocan la atmósfera del café de Rick.

Wendy, una turista de Vancouver, expresó su emoción al visitar el lugar, reconociendo que, aunque la película no se filmó allí, el bar ofrece una experiencia nostálgica y romántica.

Otra visitante, Alexandra de España, mencionó que aunque no había visto la película, el ambiente del café la tenía cautivada, afirmando que Casablanca para ella está íntimamente ligada al Café de Rick.

Entrar al elegante bar es como retroceder en el tiempo, con mesas distribuidas en dos niveles y columnas talladas con un estilo marroquí tradicional.

Issam Chabaa, gerente del restaurante y pianista, aclaró que aunque el café no es una réplica exacta del del filme, sí ha capturado su esencia.

El interior está adornado con recuerdos de la película, como candelabros de hierro forjado y una banda sonora de jazz y blues de la época, incluido el famoso piano donde Sam, personaje de Dooley Wilson, toca la melodía "As Time Goes By".

El legado de Casablanca sigue vivo, ya que se considera parte esencial de la cultura estadounidense, un testimonio de su relevancia histórica y emocional, tal como lo observó la historiadora Meredith Hindley.